miércoles, 28 de marzo de 2018

Preguntas a Viviana Rivero


¿Por qué elegiste dedicarte a la escritura?

Elegi ponerme a escribir en pleno desarrollo de mi profesion de abogada. Siempre me habia gustado mucho leer y creo que eso me motivo a escribir mi primer libro. Ahora ya llevo 9 y puedo decir que las letras  son una pasion. Me gusta tanto escribir como irme de vacaciones  

¿Qué nos podés contar sobre tu último libro?

Mi ultimo libro tiene una investigacion historica importante sobre el hundimiento de barco italiano Principesa Mafalda que fue el segundo desastre maritimo depues del titanic. Y tiene otra investigacion sobre como vivian la gran cantidad de argentinos que habia en paris en las decadas de 1920 y 1930. Es un libro que mas alla de la historia que narra habla de la necesidad de aprender a ser felices, de dejar de perseguir la quimera de la felicidad  y aprender a serlo con lo que nos toca vivir.

¿Con qué personaje de ficción te identificás?

No me identifico con uno en particular . Creo que como escritora me  identifico con trozos de la personalidad de distintos personajes. 

¿Qué autores nos recomendás?

Entre los escritores que mas me gustan esta  Irene Nemirosky. Leerla fue una de las razones que me motivo a escribir. De las actuales me gusta Almudena grandes. Dolores Redondo. 

lunes, 26 de marzo de 2018

Preguntas a Victoria Bayona



¿Por qué elegiste dedicarte a la escritura?

Empecé a escribir cuando tenía once años, por tareas del colegio y luego por gusto propio. Poemas, cuentos… Y decidí convertirme en escritora poco después, cuando sentí que no iba a poder dejar de escribir nunca, y que la persona que era yo cuando escribía, era la persona que quería ser desde entonces y para siempre.
La escritura es una herramienta maravillosa para entender el mundo, para empatizar con los demás, para vivir mil vidas y ejercitar el alma. Como todo ejercicio nos mantiene saludables, nos hace más flexibles, tolerantes. No imagino —ni quiero— una vida sin palabras.

¿Qué nos podés contar sobre tu último libro?

“Los viajes de Marion: La guerra de los pájaros” es el libro que más tiempo tardé en escribir. Me tomé varios años para trabajar en la historia porque sabía que tenía tiempo mientras se iban publicando los libros anteriores y trabajaba en otros proyectos. Me parece que quedó con el equilibrio ideal entre el primero y el segundo. Al primero lo siento al día de hoy con un tono clásico, es una novela introductoria, hay que entrar en el mundo y conocer a los personajes con sus creencias, sus conflictos... El segundo quedó muy ágil, tiene mucho humor y es pura aventura. Este tercer libro tiene la esencia del primero y la acción del segundo, a mi entender. Estoy muy conforme y, a pesar de que amo a los dos anteriores, creo que es mi favorito.

¿Con qué personaje de ficción te identificás?

Wow. Qué linda pregunta. Diría que con Ana de las Tejas Verdes. Ella y su mundo de fantasía. Así era yo de chica. Y con Jo, de mujercitas. Las dos aman escribir y no se contentan con aceptar las cosas que sus familias y la sociedad esperan de ellas, sino que buscan su propio camino y construyen su historia a pesar de los obstáculos.

¿Qué autores nos recomendás?

Esta es mi lista de autores recomendados:

Ursula LeGuin
Jack London
Robert L. Stevenson
Michael Ende
Lemony Snicket
J.R.R. Tolkien
J.K. Rowling
Roald Dahl
Jane Austen
Herman Melville
Emilio Salgari
J.D. Salinger

Nacionales:

Liliana Bodoc
Sebastián Vargas
Marisa Potes
Franco Vaccarini
Mario Méndez
Eduardo Abel Giménez
Ángeles Durini
Leo Batic
Anna K. Franco
Tiffany Calligaris

¡Y tantos otros!



jueves, 22 de marzo de 2018

Preguntas a Yamila Begné



¿Por qué elegiste dedicarte a la escritura?

En un momento me propuse trabajar de lo que fuera, siempre y cuando implicara un acto de escritura. Ese “siempre y cuando”, por supuesto, se fue dando de a poco. Pero, desde entonces aproximadamente, escribir es lo que hago: trabajo de escribir y leer, y también escribo y leo cuando no trabajo. Supongo que decidí algo así porque me interesa el lenguaje. Me interesa, especialmente, explorarlo hacia adentro, intensivamente: ver todo lo que tiene de lógica y de no lógica.

¿Qué nos podés contar sobre tu último libro?

Los límites del control (Alto Pogo, diciembre de 2017) es un libro de cuentos. Los que lo han leído notaron una variedad temática de la que yo no me había dado cuenta: hay un cuento sobre trenes a vapor y sueños, otro sobre meditación, otro sobre un prologuista que busca rastros de un autor muerto, otro sobre botánica, otro sobre Darwin, otro sobre la Luna. Por mi parte, sí me había dado cuenta de que, en este tercer libro, busqué aflojar un poco los modos de escritura que había trabajado en los anteriores. Es decir: quise encontrar para mí misma un modo más suelto de escribir, más abierto, sin perder lo que había buscado en los libros anteriores: estructura, forma, lenguaje. Creo que hice lo posible para llevar mi escritura hasta el punto en que ya no pude seguir controlando tanto todo. Por eso, entonces, Los límites del control. Y por amor a Jim Jarmush.

¿Con qué personaje de ficción te identificás?

No tengo esa relación con la literatura, muy lamentablemente. Es horrible confesar esto, lo sé, pero me cuesta mucho disfrutar de la literatura (y también de otras cosas). Lo intento, eso es seguro. Quizás me cueste por deformación profesional: para mí leer es estudiar o investigar para escribir o trabajar. ¿Sonó muy horrible? Quizás no sea tan malo, pienso ahora, mientras escribo: quizás lo que hago cuando leo sí pueda pensarse como una forma de disfrutar. Solo que no me doy cuenta. Me lo voy a quedar pensando.

¿Qué autores nos recomendás?

Estos son solo algunos de los autores que me gusta leer. En cuanto a recomendar, me parece que lo mejor es que cada uno lea lo que lo tiente. Pero allí van los nombres, de todos modos:
Beckett, Saer, Silvina Ocampo, Jean-Jacques Rousseau. Di Benedetto.
Luis Sagasti, Carlos Ríos, Mariana Travacio, Fernanda García Lao.

viernes, 16 de marzo de 2018

Preguntas a Pablo Martínez Burkett



¿Por qué elegiste dedicarte a la escritura?

La verdad es que me hubiera encantado tener una epifanía que me llevara a elegir. Será por obtuso, pero a mí nunca me sucedió. Así que más que una elección fue una suerte de deslizamiento natural. Soy un lector con voracidad troglodita. Y desde muy chico acumulo libros y más libros. Así que empecé a contar mis propias historias, al principio por un deseo de emulación y más tarde, buscando mi propia voz. Ojalá algún día lo logre.

¿Qué nos podés contar sobre tu último libro?

El último es MONDO CANE. Lo publicó la Editorial Muerde Muertos hacia finales de 2016. Es una compilación de 60 relatos cortitos que salieron en la Revista miNatura de España durante los últimos 10 años. Son cuentos fantásticos, de terror y ciencia ficción oscura. Quizás sea el mejor catálogo de mis obsesiones en torno a una realidad oscilante. En el año de su publicación quedó cuarto como “mejor libro de cuentos del año”, algo que me llenó de gratitud (y perplejidad). Aún hoy me siguen llegando fotos y comentarios de lectores agradecidos. Sospecho que me va a costar mucho despegarme emocionalmente de Mondo Cane porque no cesa de darme alegrías.

¿Con qué personaje de ficción te identificás?

Hay días que me siento el Capitán Ahab (Moby Dick) y su cruzada personal hasta las últimas consecuencias. Otras, siento que soy el capitán Irineo Morris (La trama celeste) que se extravió entre mundos alternos. Otras, el Gato de Cheshire (el felino funámbulo de Alicia). Otras, el relator que entrevió el horror primero de La llamada de Cthulhu y siente la obligación de contarlo. Varía según la ocasión o la lectura. Identificarse con un personaje ficticio es un buen atajo para justificar un caso severo de múltiple personalidad que, al final de cuentas, es más o menos lo que padecemos todos los escritores, porque tenemos que sentir con nuestros personajes para luego intentar transmitir ese sentimiento a los lectores.

¿Qué autores nos recomendás?

Ya lo decían los romanos: “clásico es lo bueno que perdura”. Así que recomiendo los clásicos como Lovecraft o Poe; Borges o Bioy; Piglia o Walsh, Arlt o Cortázar. Pero quisiera atraer la atención sobre la nueva ola de escritores argentinos donde hay un registro para cada gusto. Toda gente muy talentosa que va a nutrir tu imaginación, interrogar tus perspectivas y, sobre todo, comprometer tus emociones. Esa es mi mejor recomendación.

martes, 13 de marzo de 2018

Preguntas a Pablo Laborde



¿Por qué elegiste dedicarte a la escritura?

No elegí, fue más bien el reflejo de mi sistema parasimpático a una adolescencia que de otro modo me hubiera detonado. Ya de grande, busqué mejorar la técnica con profesionales, y al cabo de unos años de aprendizaje me atreví a salir a la cancha. La escritura cobró tal relevancia en mi vida, que fui abandonando otras tareas más remunerativas para dedicarme de lleno a la actividad. Hoy me siento muy feliz, y hasta me arrepiento de no haberlo hecho antes. Y creo que esa percepción del tiempo perdido tuvo mucho que ver con mi último libro.

¿Qué nos podés contar sobre tu último libro?

Integralmente, Los que matan el tiempo y lloran su entierro trata sobre cómo las personas —aun sabiendo que el tiempo es un recurso no renovable— disponemos de él como si lo fuera; y cuando advertimos que el tiempo es todo, en general ya es tarde para muchas cosas. A veces es tarde para todo.
Son ocho relatos muy distintos, pero de algún modo tienen ese denominador común. Transcurren mayormente en un tiempo y espacio muy cercano a nosotros los porteños: son historias bastante costumbristas, regionales. Aunque también hay una especie de ciencia ficción argenta. Tomándolos por unidad los cuentos intentan una visión lateral de la femineidad, el arrepentimiento, la timidez, la simulación, la desidia, la muerte, la simbiosis y la intrascendencia. Así dicho, creo que suena medio denso, pero también creo que a ese puñado de personajes le pasan cosas tan desopilantes, que aunque más no sea por curiosidad morbosa, eventualmente el libro se vuelve entretenido; más allá de que el trasfondo es trágico.

¿Con qué personaje de ficción te identificás?

No puedo decir sólo uno. A los veinte, recuerdo haberme identificado con Harry Haller, de El lobo estepario, de Hermann Hesse. A los treinta, sentí una gran empatía con Paul Hackett, el personaje interpretado por Griffin Dunne en la película Después de hora, de Martin Scorsese. En aquella época, mi vida era exactamente igual a esa madrugada en el Soho. Cuando anduve por los cuarenta me identifiqué mucho con Lester Burnham, el personaje interpretado por Kevin Spacey en Belleza Americana, de Sam Mendes. Y el último cosquilleo incómodo me lo produjo Michael Stone, el “experto en servicio al cliente” de Anomalisa, de Charlie Kaufman.

¿Qué autores nos recomendás?

Voy a recomendar argentinos: Pedro Mairal, Samanta Schweblin, Cristian Acevedo, Federico Falco, Selva Almada, Sergio Bizzio, José Ingenieros, Velmiro Ayala Gauna.


sábado, 10 de marzo de 2018

Preguntas a Silvana Serrano



¿Por qué elegiste dedicarte a la escritura?

Porque desde chica me lo paso imaginando historias. Incluso, cuando leo algún libro cuyo final no me convence, imagino MI propio final.  Más tarde, cuando comencé a estudiar Historia, entendí que podía mechar mis dos pasiones con creatividad.

¿Qué nos podés contar sobre tu último libro?

Como en cada uno de mis libros, en el último me propuse un desafío y esta vez fue desarrollar una novela coral.  Costó escribir tres historias a la par sin darle mayor protagonismo a una en particular y manejar el temperamento de cada personaje en un intercambio fluido de participaciones.  La parte histórica está dedicada a la llegada de la masonería al Río de la Plata, previo a la Revolución de Mayo, y los secretos que rodea a esta materia de estudio me llevaron a condimentar la novela con un toque de misterio.

¿Con qué personaje de ficción te identificás?

Me identifico un poco con Caterina, quien no le teme a lo nuevo y avanza; con las inquietudes de Gabina; con Pilar, una mujer que ha sufrido, sigue de pie y reflexiona en pos de cambiar aquello que no le gusta.

¿Qué autores nos recomendás?

Muchos. Me gusta la variedad, pero es imposible dejar de mencionar a mis preferidos: Cristina Bajo e Ildefonso Falcones.

lunes, 5 de marzo de 2018

Preguntas a Marcelo Rubio



¿Por qué elegiste dedicarte a la escritura?

En primer lugar porque escribir es barato, no se necesita un gran presupuesto. Si uno quiera hacer llover verde, con decirlo es suficiente. Por otra parte escribir es más fácil que ir al psicólogo, uno puede asesinar, o besar a todas las chicas y chicos que quiera, robar bancos, incendiar soles y volver a la realidad sin ser acusado de nada, a los sumo de no ser buen escritor pero, por suerte, nadie va preso por eso.

¿Qué nos podés contar sobre tu último libro?

Complicado hablar de lo que uno escribe. Es un libro de cuentos que se desarrollan en un solo escenario, un bar del bajo porteño. Lugar que asisten suicidas, ladrones de poca monta, prostitutas, marineros, gays. El libro se llama La Strada y fue escrito hace varios años atrás.

¿Con qué personaje de ficción te identificás?

En verdad con ninguno, creo que Miller decía que los héroes de su barrio era mejor que los de las novelas, porque esos muchachos de barrio realmente saben lo que es la muerte. Entonces prefiero identificarme con amigos, con tipos comunes que no protagonizan novelas, y que se juegan cada día la vida, laburando, intentando y fracasando.

¿Qué autores nos recomendás?

No soy yo el indicado para recomendar, pero si decir nombrar autores que, a mi humilde entender, uno debería acercarse a ver su obra. Martín Sancia Kawamichi, Horacio Convertini, Mariana Travacio, Arianna Harwicz, Carla Maliandi, Mariana Sonego, Ezequiel Dellutri, Quique Ferrari, Leonardo Oyola, Marcial Gala, Selva Almada, me faltan varios más. Pero, insisto, asomarse a la obra estos escritores, nos acerca al placer.

jueves, 1 de marzo de 2018

Preguntas a Mariana Travacio



¿Por qué elegiste dedicarte a la escritura?

No sé si fue una elección. Lo vivo más como algo de lo que no pude sustraerme. Una suerte de imposición, como esas cosas que simplemente suceden, sin que puedas negarte. A veces creo que influyó una cierta devoción por la lectura, una cierta necesidad de decir y una imposibilidad de decir como no fuera con palabras: dibujo y pinto horriblemente, mi oído es pobre para la música, nunca cultivé la danza y, en cambio, el lenguaje siempre me produjo fascinación. Creo que es eso. La fascinación: esa alucinación que te llama, irrevocable; ese asombro tan inútil y tan imprescindible.

¿Qué nos podés contar sobre tu último libro?

Nunca sé mucho qué decir respecto de mis propios textos. El último libro publicado es una novela, se llama Como si existiese el perdón y fue editado por Metalúcida. Quizás sea una novela sobre la desolación. Ahora, en marzo, saldrá un libro de cuentos, por Tusquets. Se llama Cenizas de carnaval. Es probable que sean textos sobre la ausencia, o sobre los efectos de la ausencia, o sobre la inermidad.

¿Con qué personaje de ficción te identificás?

No suelen ocurrirme procesos de identificación con los personajes, mientras leo. Me pasa, más bien, que siento empatía con algunos narradores. O con la gramática de algunos narradores. Se me vienen, ahora, a la cabeza, algunos narradores de Stanislaw Lem, de Thomas De Quincey, de Lobo Antúnes, de Salvador Benesdra, de K. Toole, de Marcelo Cohen. Pero es eso: una suerte de empatía con las voces, con sus giros y sus maneras, o con sus miradas. Algo de eso, que me llama.

¿Qué autores nos recomendás?

Es tan difícil recomendar. Las experiencias de lectura son tan singulares que las imagino intransferibles. Puedo, sí, decir con quiénes fui feliz. Fui feliz, por ejemplo, con Lem, con Nabokov, con Yourcenar, con Duras, con Onetti, con Levrero, con Pessoa, con Chico Buarque, con Quignard, con Nietszche, con De Quincey, con Bolaño, con Rulfo, con Marcelo Cohen, con Lispector, con Vila-Matas, con Lobo Antúnes. De lecturas recientes, con Mariano Quirós, con Yamila Bégnê, con Debret Viana, con Hernán Ronsino, con Ariana Harwicz, con Pablo Katchadjian, con Matías Aimino, con Sergio Dubcovsky, con Juan Forn, con Santiago Alassia, con Eduardo Lalo, con Mauro Libertella, con Luis Chitarroni, con Estevão Azevedo, con Jean Starobinski, con Gabriela Cabezón Cámara. Toda lista es arbitraria y esta se me está haciendo un poco larga. En fin. Son caminos de lectura, apenas.