¿Por qué
elegiste dedicarte a la escritura?
En un momento
me propuse trabajar de lo que fuera, siempre y cuando implicara un acto de
escritura. Ese “siempre y cuando”, por supuesto, se fue dando de a poco. Pero,
desde entonces aproximadamente, escribir es lo que hago: trabajo de escribir y
leer, y también escribo y leo cuando no trabajo. Supongo que decidí algo así
porque me interesa el lenguaje. Me interesa, especialmente, explorarlo hacia
adentro, intensivamente: ver todo lo que tiene de lógica y de no lógica.
¿Qué nos
podés contar sobre tu último libro?
Los límites del control (Alto Pogo, diciembre de 2017) es un
libro de cuentos. Los que lo han leído notaron una variedad temática de la que
yo no me había dado cuenta: hay un cuento sobre trenes a vapor y sueños, otro
sobre meditación, otro sobre un prologuista que busca rastros de un autor
muerto, otro sobre botánica, otro sobre Darwin, otro sobre la Luna. Por mi
parte, sí me había dado cuenta de que, en este tercer libro, busqué aflojar un
poco los modos de escritura que había trabajado en los anteriores. Es decir:
quise encontrar para mí misma un modo más suelto de escribir, más abierto, sin
perder lo que había buscado en los libros anteriores: estructura, forma,
lenguaje. Creo que hice lo posible para llevar mi escritura hasta el punto en
que ya no pude seguir controlando tanto todo. Por eso, entonces, Los límites del control. Y por amor a
Jim Jarmush.
¿Con qué
personaje de ficción te identificás?
No tengo esa
relación con la literatura, muy lamentablemente. Es horrible confesar esto, lo
sé, pero me cuesta mucho disfrutar de la literatura (y también de otras cosas).
Lo intento, eso es seguro. Quizás me cueste por deformación profesional: para
mí leer es estudiar o investigar para escribir o trabajar. ¿Sonó muy horrible?
Quizás no sea tan malo, pienso ahora, mientras escribo: quizás lo que hago
cuando leo sí pueda pensarse como una forma de disfrutar. Solo que no me doy
cuenta. Me lo voy a quedar pensando.
¿Qué autores
nos recomendás?
Estos son
solo algunos de los autores que me gusta leer. En cuanto a recomendar, me
parece que lo mejor es que cada uno lea lo que lo tiente. Pero allí van los
nombres, de todos modos:
Beckett,
Saer, Silvina Ocampo, Jean-Jacques Rousseau. Di Benedetto.
Luis Sagasti,
Carlos Ríos, Mariana Travacio, Fernanda García Lao.
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