¿Por
qué elegiste dedicarte a la escritura?
No lo tengo del todo
claro, la verdad. Primero fue la lectura, una lectura pasional y compulsiva,
que me aqueja hasta el día de hoy. Viví en una casa repleta de libros, con un
padre lector ecléctico que, sin embargo, tuvo el acierto de no presionarme para
que leyera y mucho menos, para que escribiera. Ya desde chico recorrí librerías
y ferias, porque la literatura era parte de mi experiencia cotidiana. No fue
tanto un descubrimiento como un darse cuenta: estaba ahí, había que animarse
nomás.
Después, de a poco, fue
surgiendo la necesidad de contar. Tengo una fascinación por las historias, no
sé si tanto por la literatura, sino por la narrativa, que me cuenten y contar, sentir que se está atrapando al otro a partir
de lo que se dice, de lo que se muestra, de cómo se lo transmite.
Narrar es un poco contar
con lo que tenemos más a mano: nuestras viejas y queridas palabras de todos los
días. Contra todo lo que digan, escribir siempre me pareció mucho más
fascinante que leer, más complejo, más poderoso si se quiere.
¿Qué
nos podés contar sobre tu último libro?
Acaban de salir tres
libros mío en simultáneo, así que es una pregunta larga de contestar, pero te
resumo la respuesta:
Putaparió
es una historia policial, la continuación después de dos años de la serie
protagonizada por el detective Gillette Jeremías y su compañero Simón León. Para
mí, esta saga es pura alegría, porque no ha hecho más que darme satisfacciones.
En esta oportunidad, decidí jugar cartas distintas y situar el relato en un
marco muy diferente, con una estructura que se bifurca en dos investigaciones
relatadas por tres voces, algo poco frecuente en el policial.
Carroña
me dio la felicidad de ganar el Premio Internacional de Novela Negra Córdoba
Mata. Trata sobre una mujer que se dedica a hacer desaparecer cadáveres para
distintas organizaciones criminales. La apuesta fundamental está en la voz de
la protagonista, que juega siempre al límite de la ironía y el humor negro. Es
una historia con muchos giros, además de entrañar una particular reflexión
sobre las formas en las que vemos la muerte.
Por último, Koi, ganadora del Premio Norma de Novela
Juvenil, cuenta la historia de Laura y su hermano Julián en su lucha por
vincularse, por romper las barreras que su propia condición levanta. Es una historia
que me movilizó mucho mientras la escribía, porque toca temas que me interesan
y preocupan. Tal vez sea el libro más cercano a mi sensibilidad.
¿Con
qué personaje de ficción te identificás?
Con Garp de John Irving
y por más de un lamentable motivo que prefiero no contar.
¿Qué
autores nos recomendás?
Soy pésimo para
recomendar y también, soy pésimo para recibir recomendaciones. Cada vez que
alguien me dice que está seguro de que tal o cual libro me va a gustar, después
me decepciono, porque descubro lo poco que me conoce. Cuando recomiendo suele
pasarme lo mismo: lo hago con la certeza de que va a gustar, pero casi nunca
funciona.
Igual, me tiro a la
pileta:
Si te van los cuentos,
Marcelo Rubio es, a mi entender, uno de los mejores cuentistas que tenemos en
la actualidad, lo que es mucho decir en un país donde la tradición del relato
breve es muy fuerte. Su libro La Strada
tiene una estructura hermosa, porque las historias se entrecruzan con una
sutileza que le envidio malamente.
Si te van las novelas,
Matías Bragagnolo es un escritor repulsivo, complejo y perverso; por eso lo
recomiendo. Su novela La balada de Constanza
y Valentino es un libro que juega al límite del límite, una verdadera
locura no apta para estómagos delicados.
Si te va la literatura
juvenil, Si te morís, te mato de Grisel
Estayno y Melina Pogorelsky es un ejemplo de lo que significa construir voces
creíble, identificables, cercanas a uno. Con humor y emoción, la historia
atraviesa temas enormes como el engaño, la amistad y la pérdida mientras
construye una trama casi sin que nos demos cuenta.
Si te va la historieta,
Omaha de Kate Worley y Reed Waller es
una hermosa historia sobre los vínculos interpersonales, con un guion que gana
por su calidez. Además, la edición completa en cuatro tomos de Astiberri es
belleza pura.
Y John Irving, claro.
Cada vez que me peleo con la literatura, ahí está cualquier libro de Irving
para amigarme otra vez.