domingo, 22 de abril de 2018

Preguntas a Ezequiel Dellutri



¿Por qué elegiste dedicarte a la escritura?

No lo tengo del todo claro, la verdad. Primero fue la lectura, una lectura pasional y compulsiva, que me aqueja hasta el día de hoy. Viví en una casa repleta de libros, con un padre lector ecléctico que, sin embargo, tuvo el acierto de no presionarme para que leyera y mucho menos, para que escribiera. Ya desde chico recorrí librerías y ferias, porque la literatura era parte de mi experiencia cotidiana. No fue tanto un descubrimiento como un darse cuenta: estaba ahí, había que animarse nomás.
Después, de a poco, fue surgiendo la necesidad de contar. Tengo una fascinación por las historias, no sé si tanto por la literatura, sino por la narrativa, que me cuenten y contar,  sentir que se está atrapando al otro a partir de lo que se dice, de lo que se muestra, de cómo se lo transmite.
Narrar es un poco contar con lo que tenemos más a mano: nuestras viejas y queridas palabras de todos los días. Contra todo lo que digan, escribir siempre me pareció mucho más fascinante que leer, más complejo, más poderoso si se quiere.

¿Qué nos podés contar sobre tu último libro?

Acaban de salir tres libros mío en simultáneo, así que es una pregunta larga de contestar, pero te resumo la respuesta:
Putaparió es una historia policial, la continuación después de dos años de la serie protagonizada por el detective Gillette Jeremías y su compañero Simón León. Para mí, esta saga es pura alegría, porque no ha hecho más que darme satisfacciones. En esta oportunidad, decidí jugar cartas distintas y situar el relato en un marco muy diferente, con una estructura que se bifurca en dos investigaciones relatadas por tres voces, algo poco frecuente en el policial.
Carroña me dio la felicidad de ganar el Premio Internacional de Novela Negra Córdoba Mata. Trata sobre una mujer que se dedica a hacer desaparecer cadáveres para distintas organizaciones criminales. La apuesta fundamental está en la voz de la protagonista, que juega siempre al límite de la ironía y el humor negro. Es una historia con muchos giros, además de entrañar una particular reflexión sobre las formas en las que vemos la muerte.
Por último, Koi, ganadora del Premio Norma de Novela Juvenil, cuenta la historia de Laura y su hermano Julián en su lucha por vincularse, por romper las barreras que su propia condición levanta. Es una historia que me movilizó mucho mientras la escribía, porque toca temas que me interesan y preocupan. Tal vez sea el libro más cercano a mi sensibilidad.

¿Con qué personaje de ficción te identificás?

Con Garp de John Irving y por más de un lamentable motivo que prefiero no contar.

¿Qué autores nos recomendás?

Soy pésimo para recomendar y también, soy pésimo para recibir recomendaciones. Cada vez que alguien me dice que está seguro de que tal o cual libro me va a gustar, después me decepciono, porque descubro lo poco que me conoce. Cuando recomiendo suele pasarme lo mismo: lo hago con la certeza de que va a gustar, pero casi nunca funciona.
Igual, me tiro a la pileta:
Si te van los cuentos, Marcelo Rubio es, a mi entender, uno de los mejores cuentistas que tenemos en la actualidad, lo que es mucho decir en un país donde la tradición del relato breve es muy fuerte. Su libro La Strada tiene una estructura hermosa, porque las historias se entrecruzan con una sutileza que le envidio malamente.
Si te van las novelas, Matías Bragagnolo es un escritor repulsivo, complejo y perverso; por eso lo recomiendo. Su novela La balada de Constanza y Valentino es un libro que juega al límite del límite, una verdadera locura no apta para estómagos delicados.
Si te va la literatura juvenil, Si te morís, te mato de Grisel Estayno y Melina Pogorelsky es un ejemplo de lo que significa construir voces creíble, identificables, cercanas a uno. Con humor y emoción, la historia atraviesa temas enormes como el engaño, la amistad y la pérdida mientras construye una trama casi sin que nos demos cuenta.
Si te va la historieta, Omaha de Kate Worley y Reed Waller es una hermosa historia sobre los vínculos interpersonales, con un guion que gana por su calidez. Además, la edición completa en cuatro tomos de Astiberri es belleza pura.
Y John Irving, claro. Cada vez que me peleo con la literatura, ahí está cualquier libro de Irving para amigarme otra vez.

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