¿Por qué elegiste dedicarte a la escritura?
No es algo
que haya elegido, supongo. El acto de crear en sí mismo me resulta incluso un
mero medio para el fin, que es obtener un producto (cuento, novela, etc.) que
yo mismo me compraría. Técnicamente vivo en un país en el que solo podés
dedicarte de lleno a la literatura si alguien te está manteniendo; cuando un
escritor se ve obligado a trabajar 10 horas por día para pagar el alquiler
difícilmente pueda afirmar con honestidad que se dedica a la escritura. Sí es
verdad que si la idea está, escribo con compulsión y puedo terminar una novela
en muy poco tiempo (mi última novela fue escrita en 13 días). Y si no hay idea
para la forma y el contenido de un buen argumento, me olvido de escribir, no
conozco a la famosa “página en blanco”.
¿Qué nos
podés contar sobre tu último libro?
No demasiado,
porque es una novela con un argumento que tiene tantos golpes de timón que si
doy un paso en falso termino spoileando. “La balada de Constanza y Valentino”
es el resultado de tomar una historia de terror estructurada en base a los
cuatro estadios de la posesión satánica y corromperla con erotismo y un final
absolutamente noir.
¿Con qué
personaje de ficción te identificás?
Con ninguno,
pero mi novia dice que cuando me pongo a mostrarle discos y a hablarle de
bandas, músicos y cantantes parezco Patrick Bateman.
¿Qué autores
nos recomendás?
Voy tratar de
ser reduccionista y me voy a limitar a los que me han servido de inspiración.
Autores
argentinos: Borges, Laiseca, Carlos Chernov.
Autores
extranjeros: E.A. Poe, D.F. Wallace, Bret Easton Ellis, Dennis Cooper, Henry
Miller, W.S. Burroughs, J.G. Ballard, Victor Hugo, Don Winslow, el Marqués de Sade,
Jack Kerouac, James Ellroy.
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