martes, 2 de enero de 2018

Preguntas a Pamela Terlizzi Prina


¿Por qué elegiste dedicarte a la escritura?

Lo pienso en perspectiva y más que una elección fue un impulso. Siempre cuento que a pesar de escribir desde muy chica, sobre todo poesía, después de la maternidad y toda la intensidad que implica, escribir fue un refugio, una manera de hacerme un espacio donde podía ser totalmente egoísta. Después sí fue elegirla, porque me dio identidad política, me permitió ser militante, feminista, activista, creadora, parte de un todo. En la literatura puedo enojarme, angustiarme, encontrar esperanza, ser contradictoria e incorrecta. Nada en el mundo te da todo eso. Y creo que son razones suficientes.

¿Qué nos podés contar sobre tu último libro?

El último es el próximo. Y es el tercero. Se llama No cuentes pesadillas en ayunas y será parte del catálogo de Santos Locos y La Coop. Ya está listo, pero será presentado en sociedad en marzo de 2018. Es poesía. A mí la poesía siempre me duele un poco más. El título es una frase que decía mi abuela. Estaba convencida de que si se contaban malos sueños sin desayunar, se hacían realidad. Con algunos pasó.

¿Con qué personaje de ficción te identificás?

Uh, qué difícil. No sé si logro identificarme, pero hay muchos personajes femeninos que me deslumbran. Recuerdo a Ángeles, una de las nenas de Pequeña música nocturna, de Liliana Díaz Mindurry, por ejemplo. Pero el personaje de Emilia Sauri en Mal de amores, de Ángeles Mastretta, por favor, qué belleza.

¿Qué autores nos recomendás?


Va a parecer un facilismo, pero no: lean a Agustina Bazterrica. Su novela Cadáver exquisito es increíble. Y nadie debe dejar de leer a Martín Sancia, los infantiles y los otros. También me fascina Ariana Harwicz. Y me encantaría que Carlos Marcos escriba más, porque es tremendo. Y Camila Fabbri, y Acheli Panza y Roque Larraquy. También la poesía de Patricia González López. Ay, siento que me olvido de un montón. Pero arranquen y sigo pensando.

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