¿Por qué elegiste dedicarte a la
escritura?
La escritura
me eligió a mí. Es una compulsión. Si no escribo (que es el equivalente a leer)
me enfermo, de manera literal.
Mi madre me
cuenta que cuando aprendí a escribir ponían mis pequeños relatos (de un párrafo
o menos) en la cartelera del colegio. Tengo un recuerdo vago de uno de una nube
que hacía cosas extrañas. O sea, escribo desde la época en la que no tenía
conciencia de lo que estaba haciendo ni de qué implicaba ser un escritor. La
literatura es mi vocación.
¿Qué nos podés contar sobre tu último
libro?
Es una
distopía oscura donde se legitima el canibalismo: se empiezan a faenar humanos
en frigoríficos. Sugiero leerlo con una copa de vino o un té de tilo, porque es
duro. Sin embargo, a pesar de la crudeza del tema la novela que se titula
“Cadáver Exquisito” ganó el Premio Clarín de Novela 2017, con lo cual a alguien
le pareció que valía la pena ser publicado y difundido.
¿Con qué personaje de ficción te
identificás?
Por un lado
con Ignatus Reilly el personaje de La conjura de los necios porque tiene una
ironía ácida como a mí me gusta. Por el otro, con Gregorio Samsa porque muchas
veces me siento un ser extraño que no encaja en ningún lugar. Muchas mañanas
cuando no logro levantarme también me siento un escarabajo luchando por darse
vuelta.
¿Qué autores nos recomendás?
Me gusta
recomendar contemporáneos porque los clásicos ya tienen su difusión propia.
Hace muy
poquito leí un libro extraordinario de Esther Cross: La mujer que escribió Frankenstein.
Recomiendo enfáticamente ese libro así como todo lo que escriba Roque Larraquy,
Julian Barnes, Martín Sancia, Ariadna Castellarnau y Liliana Díaz Mindurry.
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